Incluso cuando mi mamá es súper panista y estudié toda mi educación básica en escuelas privadas y católicas, la educación sexual nunca fue un tabú en mi casa. Mi mamá, como buena mamá, se aseguró que mi hermana y yo tuviéramos la información que necesitáramos, cuando la preguntáramos.
Pero ya saben, la información que te pueden dar en la escuela o que incluso te pueden dar tus allegados es muy distinto a verlo de forma más directa, más cruda, más de vivencia.
Recuerdo que tenía alrededor de diez u once años cuando me tropecé con un video porno por accidente en la computadora de escritorio de un joven adulto.
Fue accidental. Yo estaba con otras niñas y navegábamos en la computadora como haría una niña de diez años por allá del 2005.
Y ¡Boom! De repente se abrió ante mí una ventanita donde se veía un video de una chica lamiendo el pene de un dude. Me trabé, me asqueé y creo que desde entonces me traumé a tal grado que hasta la fecha sigo creyendo que los penes son feos af.
En ese momento y a los diez años, más que pudiera causarme algún tipo de excitación o curiosidad, lo que sentí fue miedo y culpa y asco y horror.
Cinco años después me desvelaba a propósito para tener la oportunidad de ver películas porno por Golden Edge pasada la media noche, por mera curiosidad. Un día escuché a unos compañeros hablar de eso y quise ver de qué iba el asunto. La primera vez estuve esperando a que diera la media noche mientras veía una película de Disney en otro canal y al final terminé tan entretenida con la película que dieron la una, se acabó la película y yo apagué la tele para irme a dormir.
Y ustedes pueden preguntarme: ¿Qué tiene que ver el porno con orgasmos? -bueno, una pregunta muy válida si no eres un/a pervertido/a-, nada, en realidad. Sólo es un aspecto que quise cubrir antes de contarles mi experiencia, para que vieran un poco cómo yo veo las cosas.
El sexo nunca ha supuesto gran cosa para mí. Mi curiosidad va más allá de lo que pudiera sentir biológicamente y quizás se deba a que gran parte de mi vida pensé que era asexual -turbo neta-. Ni siquiera cuando tenía quince años y todos mis compañeros estaban con las hormonas a flor de piel. Ni siquiera cuando tenía dieciséis años y conocí a alguien cuyo contacto no me daba asco -perdón, así de mamona y dañada soy-
Ni siquiera nada, porque hasta hace unos años, no me había sentido sexualmente atraída hacia nada.
Así que esto de la masturbación llegó como quién recibe un bono económico o desarrolla una enfermedad mental: De la pinche nada.
Creo que mi curiosidad y ganas de, nació cuando escuché por primera vez la canción Love Me Harder, de Ariana Grande Ft. The Weeknd. Sí, ya sé que suena extraño pero tómense cuatro minutos para escucharla.
Algo dentro de mí se removió, un poco intranquilo. Esa canción me abrió a los ojos ante un panorama bastante amplio: Mucha música habla de sexo, en los programas de televisión que veo recurrentemente también se habla del sexo e incluso en los libros que leo suelen haber tramas de esa naturaleza. Pero nunca me había provocado nada, ni tantito interés. Esa canción me hizo entender que es un mundo que yo no conocía, no voa mentir, todavía no lo conozco pero sé que existe.
Mis amigas y yo nunca hablábamos de estos temas. Hablábamos de nuestras vidas, de lo que queríamos hacer con ellas, nuestros sueños, trabajos, planes. Hablábamos de nuestras peleas en casa, de nuestras relaciones fallidas y de los pendejos que solemos conocer. Hablamos de vez en cuando de chismes -mucho, me gustan los dramas, sorry-, hablamos de nuestros miedos y de muchas cosas más, pero nunca nadie de ellas tocó el tema y yo tampoco.
Así que cuando, durante una conversación que tuve con un tipo cuyo nombre no voa mencionar, me preguntó eso, que por qué no me masturbaba si veía porno, me quedé pensando un poco para responderle. "Ni siquiera sé cómo hacerlo", me dije a mí misma.
Veinte años y no sabía qué partes tengo. O sea sí sabía cómo se llamaban y sus funciones y todo eso, pero es diferente saber que tienes dos piernas a realmente usarlas.
Fui muy honesta. Le dije que jamás me lo había planteado, así que no sabía cómo hacerlo. Él se rió y me invitó a "investigar".
Vayan a saber ustedes si el diálogo que sostuve con ese joven hombre heterosexual podía interpretarse como un coqueteo o una invitación sexual pero pues entonces y ahora sigo siendo muy inocente y tonta y necesito que me digan las cosas de manera clara y directa.
Pero todo ese asunto y sus dudas sólo me servían como palas que escavaban dentro de mí, haciéndome ver todo lo que me estaba "faltando" por conocer de mí misma.
Así que dije, "va, va, lo voy a intentar".
Lo intenté.
Primero me documenté lo mejor posible: Vi mucho porno. Él tuvo la gentileza de pasarme un par de páginas porno "para mujeres" (? y yo me dediqué a ver cómo lo hacían las actrices. Parecía fácil, nada invasivo y hasta divertido.
Le di una oportunidad.
Un día que no había nadie en casa, elegí una habitación, entré y cerré la puerta con seguro. Me quité la ropa por completo -porque pues así se veía en los videos y YO NO SABÍA QUE NO HABÍA REGLAS-.
Me acosté en el suelo, estiré mis piernas y las acomodé por encima de la cama y las abrí. Estaba nerviosa, bastante aterrada, no sabía qué debía esperar y tomé aire. Me aventuré, como siempre que hago cada que me da curiosidad algo.
Estuve alrededor de diez minutos en esa posición, acostada en el suelo con las piernas abiertas y mi mano derecha tanteando ahí abajo.
Nada.
No sentía nada del otro mundo.
Sentía como si me estuviera tocando el codo o un tobillo. No había nada de erótico ni interesante ni emocionante ni nada.
Pensé en poner un espejo entre mis piernas para tener una mejor visión pero no lo hice porque #demasiadotímidaparafuncionar
Suspiré de inconformidad. Estuve tanteando el terreno por mucho rato, tanto que me dolió la muñeca y el brazo y NADA. No había nada. Quizás estaba rota. Quizás mi clítoris no servía. Quizás sí era asexual, después de todo.
No le conté a nadie. Me sentía más avergonzada de saber que había fracasado que de admitir que lo había hecho.
Luego de unos días me calmé a mí misma diciendo que tal vez no había salido bien PORQUE LAS PRIMERAS VECES NUNCA FUNCIONA y eso ya lo sabía. De tantas cosas que he intentado y probado, yo más que nadie sé que la primera vez es un asco y esa no debería ser la primera impresión que me deje, así que me cité a mí misma a otro encuentro sexual conmigo.
Y nada, otra vez nada. Fue exactamente igual.
Y la siguiente vez también.
Y la cuarta vez no fue la excepción.
Comenzaba a desesperarme. LAS ACTRICES Y EL PORNO Y TODOS LOS QUE ME LO RECOMENDABAN ERAN UNOS MENTIROSOS, jamás me había sentido tan engañada y tan ofendida.
Lo dejé por un tiempo y me dediqué a otras cosas. Tiempo después este chico y yo dejamos de hablar porque así son las cosas de la vida y el asunto quedó en el olvido.
Lo que me llevó a retomarlo fue algo que yo hasta la fecha no sé explicarlo -o sí, y me da un chingo de pena admitirlo-
Una tarde que estaba hablando con mi bb<3, me hizo enojar tanto, TANTO, tanto, que sentía que la cabeza me daba vueltas. Tenía una mezcla interesante de sentimientos: Estaba muy enojada, furiosa, quería gritarle en la cara y golpearlo, y también me sentía humillada, herida y muy triste. Muy, muy triste.
¿Y qué es algo que me quita lo triste? Además de escuchar a Carly Rae Jepsen y su nuevo testamento EMOTION, es ver porno gay.
Así que me dediqué los siguientes diez minutos a ver algo de porno, esperando que todo eso que me carcomía por dentro se quitara o algo. En este punto quisiera aclarar que el porno yo no lo veo como algo meramente sexual. Para mí es como una distracción, como ver un documental. Me hace olvidar lo que estoy pensando, me entretiene e intento ser muy cuidadosa con ello.
Pero una cosa llevó a la otra y de repente sentí mucha humedad ahí abajo. Hice cálculos en mi cabeza antes de entrar en pánico y no había manera de que fuera algún cambio hormonal. Pero era insistente y un calor iba escalando de entre mis piernas hasta mi vientre y subiendo y subiendo y subiendo. Un hormigueo en las palmas de mis manos me alarmó, pensé que estaba sufriendo un micro-infarto o algo.
Seguía enojada y era como si mi cuerpo lo estuviera resintiendo de una manera extraña. De repente me topé con un video que fue más bien como un cuestionamiento directo del destino y/o la vida o Diosito.
"¿Otra oportunidad?" pensé, cansada y enojada y triste y sola.
Pos ahí voy, me aventé de cabeza.
Y no sé si fue porque estaba furiosa por cosas idiotas, o por el porno, o porque la música de Panic! At the Disco me había inspirado, o algo orgánico que por fin se había ajustado en mi cuerpo o mi salud mental o x, pero el punto fue que logré hacerlo, completarlo hasta el final y cuando terminé, un grito en mi garganta se quedó atorado. Lo recuerdo perfectamente: PERO QUÉ FUE ESO????!!!!
Seguramente ya me puse roja de sólo escribir esto y quizás más de algún cuerdo se estará preguntando por qué les estoy ventilando mi vida personal.
Lo hago porque ya desde hace rato tenía ganas de incomodarlos a todos con el tema.
Y por la visibilidad.
Luego de esa experiencia me di cuenta de que no tenía a quién contárselo. Ni a mi mejor amiga, ni a mi mamá. Ni a mis seguidores en tuiter, ni a mis maestros. A nadie. Era un secreto entre los muebles y yo. Y la canción This Is Gospel de Panic! At The Disco.
Me sentí triste y me tomó mucho tiempo acostumbrarme a todo este cambio: Era un nuevo mundo que se abrió ante mí, que yo solita tumbé las murallas. Pero me angustiaba no tener con quién hablarlo.
Hace unos días, cuando decidí que escribiría sobre este tema este fin de semana, me dediqué a escribirles a mis amigas para recabar información. Tenía que saber.
Y supe.
¿Qué descubrí? Pues llegué a muchas conclusiones:
Me di cuenta de que en concreto, son menos las mujeres que practican la masturbación que las que no.
Me di cuenta de que también, las mujeres cuya vida sexual inició a temprana edad NO lo hacen.
Que algunas no lo hacen porque no lo creen "necesario" si tienen "pareja estable", o porque les da pena.
Eso sí: Las que me dijeron que sí lo hacen, todas coinciden en que es un buen método para dormir bien -ya lo voy a hacer siempre, ojalá así se me quiten las pinches pesadillas dlv que tengo- y que no es algo meramente sexual.
Mientras, por un lado, los hombres lo hacen como por instinto -porque son unas bestias, lmao-, las mujeres a quiénes entrevisté porque el amor que sienten por mí las ciega bien cabrón, sostuvieron que es un placer más.
Como dormir, como comer postre, como darse un baño relajante.
No todo el placer es sexual y para ellas, la masturbación no es algo que represente algo carnal.
Fue muy interesante, ilustrativo y hasta divertido.
Pero ahora tengo veintidós años, y mis amigas ya viajaron al extranjero y tienen hijas y casi no las veo por cuestiones de trabajo -mío y de ellas- y aunque estoy agradecida de que tengamos ese nivel de confianza, me hubiese gustado mucho tener a una Mariana que un día de la nada me pidiera permiso para preguntarme algo íntimo y luego de habérselo concedido, me soltara un "¿Tú te masturbas?"
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