viernes, 21 de julio de 2017

La voz de los que no hablan

Leyendo entre mares y mares de reviews y recomendaciones de películas, me topé con una bastante interesante sobre esta nueva película, Okja. Una película original de Netflix con un animalote digital y pues como a mí me gustan mucho los animales, POR SUPUESTO QUE QUISE VERLA.
Dura alrededor de dos horas, más o menos, y cuenta con actuaciones de actores populares como el shavo asiático de The Walking Dead, Steven Yeurn (al que mataron con un bat envuelto en púas, lol), Jake Gyllenhall -el ex de la Taylor Swift, sí, ese que inspiró We Are Never Ever Getting Back Together-, y Tilda Swinton, una mujer muy pálida y muy famosa que seguro han visto en más de alguna película COMO LA BRUJA DE HIELO DE LAS CRÓNICAS DE NARNIA, además de que sale Lilly Collins y esta chavita asiática protagonista. Bueno, el asunto va así: Una cadena de transgénicos "ambientales" manda a unos súper cerdos que dizque descubrieron en Chile a varias granjas de diferentes países para ver cómo crecen y dónde está mejor la crianza para que posteriormente se haga un concurso de súper cerdos. El proyecto se tardaría diez años en dar frutos, por lo que Mija, una niña que vive con su abuelo granjero, crece con ella, Okja, una súper cerda, creando un lazo de amistad que va más allá de lo real...

La película trata temática de la explotación animal, la crueldad de las empresas, el consumismo, los grupos radicales en contra, y esos temas son súper sensibles e importantYA ESTOY LLORANDO DE SÓLO ACORDARME.

Al final de la película -que ya los últimos veinte minutos se me hicieron lo más difícil de ver, quería que se acabara ya todo- me quedé con una sensación de vacío, de golpe, de culpa, de tristeza, de dolor... de impotencia. Porque sé que lo poco que hago NO SIRVE DE NADA CONTRA ESTAS INDUSTRIAS BASTARDAS E INHUMANAS.



Si han puesto atención a las últimas tres ediciones de este blog, soy vegetariana entregada a la vida lo más alejada al sufrimiento animal por diversas razones, pero entre las que más me importa es mi creencia de que los animalitos y las plantitas son tan dignos como yo.

Ingenuamente a los dieciocho años creí que podría hacer una pequeña diferencia si dejaba la carne, si dejaba de consumirla, si dejaba de ir a los zoológicos, si dejaba de ir al circo. Si dejaba de consumir maquillaje que prueba con ellos, si dejaba de entrar en las tiendas que trafican con piel, que si dejaba yo de siquiera pisar hormigas, matar a los mosquitos, etcétera, algo iba a cambiar. Y durante estos últimos cinco años, aunque no vi ningún cambio palpable en el mundo, yo iba por ahí creyendo que algo estaba dejando atrás.

Pero no. Vi esta película y vi el poder que una persona tiene en este medio... pero aún así no es suficiente. 
Y qué triste. Qué devastador.

Qué horrible.



Qué horrible no saber cómo desarmar todo este infierno. Qué horrible estar consciente de todo el sufrimiento que las demás criaturas, nuestra familia, tienen que vivir cada maldito día durante sus vidas y que a pesar de saberlo no podamos hacer nada. No podamos hacer mucho. Qué horrible no poder ir a destruir sus celdas y dejarlos libres. 
Qué horrible no tener ese poder.

Qué horrible escucharlos llorar cada noche.




Sé que es bien difícil que realmente lo que yo hago y pienso y diga y crea tiene un impacto allá afuera en el mundo real porque o sea jelou? nadie me conoce. Pero es frustrante. No hay muchas personas que compartan esa visión... De hecho, yo no conozco a otra persona vegetariana dentro de mi grupo de amigos y qué sad.

Es triste porque, entonces, si yo no estoy haciendo nada, si mi esfuerzo se pierde entre la multitud... ¿Por qué no soy como los demás? Así me quitaría de problemas. No sufriría a la hora de buscar un lugar para comer. No sufriría para encontrar zapatos, maquillaje, ropa, bolsos... NO SUFRIRÍA. La vida sería mil veces más fácil. La gente no se burlaría de mí cada vez que me sintiera mal porque matan a un animal o cortan a un árbol.
No sufriría en absoluto.

ENTONCES POR QUÉ NO LO PUEDO HACER SI ES TAN BUENO

De esa manera podría dormir en las noches. Y ya mi corazón dejaría de sentir tanta tristeza y dolor.



Pero no lo voy a hacer, ¿Saben por qué? Porque me gusta mucho sufrir y llevarle la contraria a todos. Porque no sé cómo despegarme de estas ideas que no sé ni de dónde vinieron. Porque, si soy como los demás, entonces no soy mejor que los de esas corporaciones. No soy mejor que quiénes roban a estas criaturas, les quitan el corazón y se beben sus lágrimas. No soy mejor.

¿Y se trata de ser mejor?


¿Quiero ser mejor persona que ellos?
¿Es más fácil ser mejor persona que ellos?
¿Realmente soy mejor persona que ellos?

Mis pretenciones aquí no son ponerme en un pedestal ante la raza humana. No soy ninguna santa ni soy perfecta ni nada.
Yo sólo quiero vivir en un mundo donde todas las criaturas del planeta tengan la oportunidad de experimentar el amor, de sentir el amor por los demás, de vivir en armonía, de ser una gran familia...
PERO CREO QUE ESTOY APUNTANDO MUY ALTO.


Pero creo que con el combatir el maltrato desde los circos, los zoológicos, los experimentos, la tauromaquia, las peleas de perros y próximamente las de los gallos ya es un gran paso. Vamos ganando terreno y creo que eso es muy importante. No desisto por eso. Porque tengo la seguridad de que hay más personas como yo, haciendo verdaderos cambios en el mundo y me motiva mucho pensar que hacen más y mejores cosas por el mundo que yo. Eso es muy genial.




En fin. Supongo que este hilo incoherente de ideas no va a pasar a la historia como mi mejor post. Estoy llena de sentimientos, siempre escribo con la cabeza caliente -porque difícilmente tengo la cabeza fría, lol- y bueno... Estas reflexiones tampoco son lo más profundo que he llegado a pensar.

Sé lo que creo, tengo seguridad en ello y soy feliz viviendo así, pero esta película fue como... una invitación a replantearme todo. Mi conclusión sigue siendo la misma:

Amo a los animales y amo a las plantas. Son mi familia y yo soy familia de ellos. Tienen el mismo derecho a una vida digna, libre de maltratos y miedo, tanto como yo. Y aunque mi estilo de vida y mis sermones y mis conductas ayuden muy poco y se pierdan en el mar de la indiferencia, dentro de mi burbuja me siento un poco bien. 
Tal vez no puedo impedir -todavía- el consumo de los miles de perros en el festival de Yulin en China, pero puedo enseñarle a mis alumnos y a mi familia y a mis amigos, a quién sea que me esté escuchando, a respetar la vida de las cucarachas y los demás insectos.

Y podrá no ser mucho, pero de veras lo estoy intentando por amor a ellos y por fe en mi creencia.




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