sábado, 30 de septiembre de 2017

el dinero es dinero, aprende algo dinero

Ya sé, ya sé. No les voy a decir que el dinero no da la felicidad pero que es mejor llorar sobre un yate que sobre una banqueta. Tampoco les voy a decir que sí facilita la vida. Les voy a hablar de algunas conclusiones a las que he llegado luego de que recibí mi primer sueldo ever el viernes pasado.


La verdad es que nunca me he considerado atada al dinero ni materialista. Obvio, me gusta tener cosas bonitas, comprar los libros que se me antojan, estrenar faldas y zapatos, tener variedad de broches y collares. 
Pero tampoco ha sido algo que me atormente por las noches. O sea, estaba bien si podía darme el lujo de comprar un refresco de más para ir al cine, pero estaba bien si no.

No es el caso. El dinero para mí no es un fin, sino un medio. No me siento cómoda cargando con grandes cantidades de dinero en mi bolso, no me siento cómoda teniendo mucho dinero porque me estreso en pensar que tengo que hacerlo "valer la pena".


Tal vez tampoco me ha preocupado mucho porque realmente durante mi vida nada me hizo falta. Había cosas que incluso me sobraban. Nunca me faltó comida, ni un juguete el día de reyes. Nunca me faltó zapatos nuevos cada ciclo escolar ni lonchera de las Chicas Súper Poderosas. No me faltó un techo, calcetines ni agua caliente o internet.

O tal vez se deba a que, por alguna extraña razón, igualita a mi creencia del respeto a la vida ajena animal y plantal (?, mi sentir con el dinero derivó de algunas de mis lecturas extrañas o algún golpe en la cabeza.


Reconozco la importancia que tiene el dinero en este mundo y su sistema, sin embargo, intento no dejarme envolver por la creencia de que el dinero es lo único que mueve al mundo. Que va a ser lo único que me va a mover a mí.








También sé reconocer que mi manera de ver el dinero es idealista, ingenua y poco práctica. Nadie me va a vender una cirugía de riñón por dos abrazos. Pos no. Sé que ese papelito de colores y con caras que por alguna extraña razón nos negamos a olvidar tiene poder en esta vida. Abre puertas, derrumba puentes, quema muros y hace que el ser humano cargue una pistola y le vuele los sesos a su hermano.


Lo sé.

Es hasta intoxicante la fantasía de que el dinero va a solucionar todo. 

Por otra parte, también creo yo que el dinero está para "servir". Con esto me refiero a que si necesito algo OBVIO voy a usar el dinero. El dinero guardado sin ninguna pretensión a mi parecer es peligroso y más peligrosa la persona que lo tiene escondido sin aparente motivo. Me da hasta ñáñaras.
Entiendo el concepto del "ahorro" pero si éste tiene un fin, por ejemplo, quiero ahorrar para irme de viaje a otro país, quiero ahorrar para una emergencia, quiero ahorrar para comprarle una casa a mis hijos, quiero ahorrar para mí, para mi abuela, para ampliar mi negocio, bueno, es entendible.
Pero si sólo se ahorra para no "gastarse", para no "despilfarrar", para no "quedarse sin dinero", man, eso es aterrador.

Los papelitos y las moneditas deben ser utilizadas para lo que fueron: Intercambio de objetos o servicios y ya alv, no hay misterio detrás.

Pero viendo las cosas como están y la trampa fatal que representa para muchos, el dinero, lo intoxicante que puede resultar, sí debería tomarse a consideración el hecho de quemarlo todo alv e inventarnos un nuevo sistema.





Recibí el sueldo de tres quincenas -porque eso era lo que este gobierno de miiiiiiiiieeeeeeeerrrrrrrrdddddddddaaaaaaaaaa me debía- y estoy pensando en qué hacer con él.

Lo que tengo planeado es ayudar a mis papás y a mi hermana, y a mis amigos, y luego ya comprarme algunos libros y faldas, tal vez otros gorritos por aquello del otoño e invierno próximos a jodermeDIGO a visitarnos.


Tal vez es muy ingenuo, pero ojalá nunca se vaya esto que siento.

Que el dinero no consuma mi alma ni que yo tenga que vender la mía.






sábado, 23 de septiembre de 2017

Los pedazos de mi corazón

Tengo el corazón roto desde hace unos días, semanas, meses, no sé desde cuándo. Perdí a mi mejor amiga, Karli, en una guerra invisible en la que yo no pedí participar. 

Siento que me están arrancando los órganos por dentro. No duermo, no como, me embriago más de lo usual, estoy llorando ahora mismo que lo estoy escribiendo.
Me siento humillada, me siento avergonzada, me siento terrible. 

Todos me lo advirtieron pero yo como soy una pendeja y me "ciego bien cabrón", pos pensé que no. Que todo iba a salir bien. Que esto que ella y yo teníamos iba a resultar, que iba a funcionar.

Y al final terminó eligiendo a alguien más por encima de mí. ¿Y yo qué hago con eso? Nada. Llorar, sufrir y tomar. Esperar que el tiempo me sane. Decirle adiós. Y aferrarme a mis pocos y buenos amigos que sé que no me van a dejar morirme de tristeza.


No me sentía así desde hace mucho tiempo.


Tengo el corazón hecho pedazos en las manos, no sé cómo volver a juntarlo. No sé si podrá quedar igual que antes luego de unirlo.

Ellos dicen que voy a sobreponerme, que voy a salir adelante porque soy una bad bitch, porque valgo muchísimo más, porque así es siempre.






¿Por qué entonces siento que me voy a morir cada noche que cierro mis ojos, que la tristeza me agobia, que la oscuridad se apodera de mí?


sábado, 16 de septiembre de 2017

Me avisas cuando llegues a tu casa

Voy a ser súper clara con respecto a algo: He perdido la cuenta de cuántas cubas me he tomado.

Escribo esto con algunos grados de alcohol corriendo por mis venas y aún así no es suficiente para calmarme. Estoy que ni satanás mismo me recibe en el infierno. Los ojos me lloran, porque sé que lo que estoy viendo, lo que estoy leyendo es tan real como yo misma y mis miedos. El corazón me late con rapidez, con violencia, con dolor. Me golpea en las costillas, no me deja respirar. Quiere escapar. Las manos me tiemblan. El impulso de golpear a alguien en la cara corre como por mis músculos. Estoy furiosa, estoy frustrada, quiero vomitar, quiero gritar, quiero arrancarles la cabeza a todos y sacarles los ojos con un tenedor. Quiero llorar, quiero no sentir esto. Quiero olvidar, pero no puedo olvidar.

Estoy enojada, tengo miedo y en cualquier momento soy capaz de prenderle fuego al universo y hacerlo explotar con mis propias manos.


Tenía una idea muy diferente de escribir el post de esta semana. Entre mis planes estaba escribir sobre la masturbación, en más concreto, mi opinión y experiencia con la masturbación femenina pero debido a lo que últimamente ha pasado he decido alzar mi voz contra esa oscuridad que amenaza con destruirnos a todas.






De tantas veces que he escrito sobre el mismo tema, ya no sé qué más decir. Ya no sé qué decirles que las pueda consolar, que los pueda sensibilizar, que puedan hacer eco allá afuera.

Quiero darles esperanza, quiero empoderarlas para que no teman, quiero decirles que todo va a ser mejor a partir de ahora.

Pero yo ni siquiera tengo la certeza de que vaya a vivir la siguiente semana.





Hoy no vengo a darles sermones, a darles aliento, a intentar teorizar por qué está pasando todo esto.


Hoy sólo vengo a decir que tengo miedo.


sábado, 9 de septiembre de 2017

El encanto del chico malo

Cuando tengo mucho tiempo libre luego mi cerebro empieza a sacar esas viejas conversaciones, ideas, sentimientos, espinitas en el corazón, cualquier cosa que pueda estar ocupando un espacio inmerecido dentro de mi limitada y privilegiada capacidad de memoria. Y cuando regresaba de Dolores Hidalgo a mi hermosa provincia de León, me puse a pensar en algo que me dijeron hace ya un rato de tiempo y a continuación se los explico.

Hace alrededor de un año, me parece, poquito menos, había tenido unos problemas con alguien a quién vamos a dejar en x -pero ustedes ya saben y si no lo saben, busquen mi blog de hace un año porque seguro escribí ahí de eso-, tons como que nos dimos un break. Más bien, yo lo mandé por uno y yo me fui por mi camino.

Eso es algo que deben entender: Mi mecanismo de defensa cuando tengo algún problema o enfrento la mínima inconformidad es mandarlos a todos a freír espárragos.

Así que lo hice. Mandé a este hombre a buscarse algo mejor que hacer que andarme dando lata y yo me fui a poner ebria con mis amigas y chalalá.
En ese intermedio conocí a alguien, a un chico. Y cuando empezamos a platicar, en uno de esos primeros días él me hizo un comentario que me sacó un poco de onda. No recuerdo bien las palabras pero sí la naturaleza de su intención y era algo más o menos así:

"Espero que tú no seas de esas que les gustan los chicos malos"

Y yo me quedé como ????

Mi respuesta fue lo más evidente. Y también fue mentira. "No, obvio no".

Pero sí, obvio sí me gustan. Pero YA LES EXPLICO, NO ME JUZGUEN.





¿Qué es eso que consideramos un "chico malo"? ¿Un chico con problemas de alcoholismo? ¿Un chico con tatuajes y que fuma mucho? ¿Un chico guapo que es anarquista y le gusta llevarle la contraria a las personas? ¿Un delincuente? ¿Un patán? ¿Un irresponsable hdspp?

Aquí hay que ver...
No, no me gustan los delincuentes, esos que andan asaltando personas o violentando los derechos de otras. Obvio no, eso sí que no, la neta no. Nunca he conocido ni tenido algo que ver con alguien así y no tengo intención de hacerlo. Sería un total desperdicio de mi tiempo. Nel, no le entro a eso. Sé que "pan"- significa "todo" pero la neta a esto no.

Tampoco me gustan ese estereotipo de villano de TvAzteca. Ya saben, ese güey que se jura porque cree que es la última coca del desierto y va por la vida haciendo y deshaciendo a su gusto. Tampoco eso. En parte porque soy introvertida af y pos no. Tanta extroversión me hace correr alv.

Los tatuajes, el hecho de tomar whisky cada tres días o incluso hacer uso de deportes extremos o drogas recreativas es algo que no me incumbe. Una persona puede hacer eso y para mí no es alguien malo. Así que esto no entra en mi categoría.

Pero, entonces, Mariana, ¿A QUÉ TE REFIERES CON ESO DE QUE TE GUSTA LA GENTE MALA?


Bueno, mala mala en sí no es. Pero crecí en la generación de Disney, así que tengo este complejo que sé que muchas, muchísimas mujeres y algunos hombres todavía tienen y es que siento que cuando encuentro a alguien "roto", yo puedo componerlo.




No es necesario ni siquiera que se presenten conmigo como "Tengo problemas emocionales/sociales/familiares/mentales/económicos" de cualquier índole. Yo solita me doy cuenta de cuán problemático es alguien, de qué tan devastado está, de qué tan descosida está su alma, de qué tanto le hace falta una mano amigable... Y me quedo.

Pero verán, estas personas nunca son de admitir sus problemas. Por lo general no piden ayuda y se hacen los fuertes, los que todo lo saben y así.

 No sé si la falsa imagen de la fortaleza es un factor que me hace querer quedarme, pero así es esto. El complejo de la Madre Teresa otra vez actuando dentro de mí: Quiero salvarlos a todos y no sé cómo.

Así que hago lo único que puedo hacer, que se me permite hacer por estas personas y eso es amarlas. Casi siempre de forma romántica, lo cual es medMUY MALA IDEA porque también es meterme yo en problemas de cabeza.


Hace rato estaba en tuiter y vi que alguien escribió que ahora la manera de "conquistar" es siendo frío e inexpresivo o algo así. Y así como ese tuit, he leído y me han contado infinidad de historias relacionadas al tema. Incluso hay un chingo de memes intentando hallarle el sentido al mentado misterio de por qué a las mujeres nos gustan tanto los "cabrones".

No creo que tenga que ver con eso. Con que son cabrones. Creo que tiene que ver con la fantasía de que si amamos a alguien terrible, esa persona se volverá buena.

Y lolz, nope.



Pero incluso aquellos a quiénes podemos considerar "cabrones" en la naturaleza del amor romántico convencional, también ellos tienen virtudes y he aquí mi explicación.


He tenido que darla tantas veces, justificarme tanto con mis amigos cercanos que han sabido de esta gran, tormentosa y dramática historia de amor que he protagonizado con este hombre desde hace poco más de dos años, que ya me sé mi discurso. 

"¿Por qué quieres a alguien que te hace llorar tanto, que te angustia así, que te PONE ASÍ?"

Me han preguntado.

"¿Por qué, pudiendo elegir de entre una buena cantidad de hombres buenos dispuestos a aguantar tus berrinches y crisis, eliges a ése?"

Han querido saber.

"¿Por qué, si predicas tanto la búsqueda de la salud mental e invitas a los demás a deshacerse de sus relaciones tóxicas de cualquier tipo, estás tú en una con ése?"

Me han reclamado.

Y de entre tantas puntuaciones, observaciones, quejas y consejos que me han dado, siempre es la misma respuesta. Luego de dos años y miles de oportunidades para reflexionar en esta relación, la respuesta sigue siendo la misma.

Porque lo amo y ya. 





La apariencia y la reputación que alguien puede tener no equivale a conocerlo del todo. En este caso, mis amigos saben las cosas terribles y las peleas y los defectos y las noches en vela y todas las lloraderas...

Pero no se acaba ahí.

El encanto del "chico malo" reside por ahí. Las personas estamos compuestas de luz y oscuridad y aunque todo parezca malo, seguro hay algo bueno.

En este caso, todo lo bueno, o casi todo, me lo quedé para mí solita. 


Entonces se trataría de desmontar el mito del "chico malo". Chico malo ¿PARA QUIÉN? ¿Para un sistema que no está diseñado para ser cuestionado? ¿Para estándares morales cuestionables basadas en ABSOLUTAMENTE NADA? ¿Chico malo para la salud, para el bienestar común? 



El chico malo puede ser cualquiera, en ese caso. Hasta yo, y eso que soy más buena que el pan de muerto 7u7



Así que como conclusión:

Los chicos malos no nos gustan porque son "malos". Nos gustan por varias razones:
-Porque tenemos el complejo de la madre Teresa
-Porque hay más cosas buenas que malas
-Porque esa "maldad" viene ligada a una serie de características que SÍ nos gustan como la determinación, la perseverencia, la fuerza de palabra -o sea qué tan directos pueden ser-, etc, etc, etc.
-O porque sí, en determinado caso, a lo mejor sí nos puede gustar algún hdspp por razones desconocidas e ilógicas.



El amor romántico -sobre todo el socialmente construido y heterosexual- es bastante raro. No intentemos hallarle un sentido, no creo que lo vayamos a encontrar.

XOXO

sábado, 2 de septiembre de 2017

Los elotes no tienen maíz

No sé cómo ni por dónde empezar. Las semanas ahora las vivo como en novelas cortas de Gabriel García Márquez, o sabe. La realidad cada vez parece más lejana, más ficticia y lo que estoy viviendo suena más bien a una mala historieta de algún amateur de internet.

¿Es esto crecer?

¿Aumentas de edad, de talla, de peso, aparece vello en donde no pensabas que habría y de repente todo comienza a volverse más ridículo? ¿O sólo es mi percepción?

A lo mejor yo soy la loca de remate.
A lo mejor la vida así es y nadie me dijo que todo perdería la poca lógica que poseía en mis años de niñez.



Empezando con que, incluso para ser un ser humano medio funcional y roto a momentos, yo no había sentido celos en mi prra vida y les explicaré por qué.

Tengo dos teorías: Una de ellas se basa en la inseguridad. Los celos son eso, inseguridad, y por lo que he leído se ven reflejados en personas con baja autoestima que sienten o temen ser reemplazados por alguien "mejor", así que viendo que mi situación psicológica es que mis estados son extremos, así que incluso cuando sé que soy lo mejor que le ha pasado a la humanidad también sé que puedo ser una basura.
Ugh.

Otra teoría es que nunca nadie me ha importado lo necesario como para temer "perderlo". Bitch, qué me voy a andar perdiendo, tú me pierdes a mí, no yo a ti.


Pero, vaya, esas teorías las tengo desde hace algo de tiempo, quizás cuando empezaban mis sentimientos a tomar un rumbo de esta naturaleza y en realidad no me había preocupado.

Tenía amigos a quiénes adoraba con la intensidad del sol, me había enamorado, había tenido novixs... Pero nunca me había sentido relegada o con la súbita necesidad de acaparar el tiempo y la atención de mis seres queridos.

Me gusta recibir atención tanto como a cualquier escritor demente introvertido, pero pasando de cierto límite ya me agobia.

Voltear hacia atrás y poder decir que jamás he sentido eso era una tranquilidad espiritual casi indescriptible. Yo veía a mis amigos, a mis parientes, a mis compañeros sufrir por eso. Que si sus novios eran muy celosos, que si mis primas lo eran, que si mis amigos...

Me sentía agradecida por no haber nacido con tal desfachatez emocional.





Pero, como siempre la vida es muy burlona conmigo, me ha hecho tropezarme con cada persona.

Creo yo que les había escrito sobre esto, sobre mi creencia.

Para mí los celos son inseguridad propia de la persona que los siente y problemas de confianza con la otra persona por la que se sienten.
Para mí es muy claro cómo funcionan, porque incluso cuando yo no había llegado a experimentarlos, sí había tenido que lidiar con personas que sentían celos de o por mí.
Fue una práctica inusual. Aprendí a expresarme más, a darles ese ambiente de confianza a las personas a mi alrededor, a recordarles lo mucho que significan para mí y dejar pasar las malas vibras que las demás personas podían lanzarme porque me veían como "amenaza".

lmao.


Todo bien, todo en paz, todo en claro.

Hasta que los sentí y entonces me llevó la veeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrrggggggggggggggggaaaaaaaaaaa




Quizás es muy osado de mi parte decir que jamás los he sentido. Probablemente en algún punto de mi digi-evolución los llegué a sentir, pero nunca habían sido experiencias traumáticas o que hubieran marcado una parte de mí. No eran un problema, porque no eran recurrentes -casi al borde de la inexistencia- y porque nunca he sido una persona explosiva en este sentido. 

Así que cuando hace dos años conocí a un tipo del que me enamoré como pendeja al cuadrado, hubo un momento en nuestra relación en la que estábamos tan mal que un día ese goteo de la llave descompuesta se volvió chorro, se volvió lluvia torrencial y destruyó todo. 

Esa noche tuve esa horrible visión de verlo a él interesado en otra mujer Y PUES SE ME ENERVÓ HASTA LA SANGRE EN EL ÚTERO, de verdad fue horrible. ¿Y cómo lo expresé? Como la dama elegante que soy, le grité de cosas y terminé bien peleada con él :3

Cuando me fui a la cama, seguía tan iracunda que casi me pongo a llorar. Y después de un tiempo, luego de haber terminado con esta persona, me senté en las escaleras de mi casa y con la cabeza entre las manos me puse a pensar en quién cARAJOS ME HABÍA CONVERTIDO. 

Yo no era así.

Yo no me sentía así.

Lo amaba, sí, y creía en él... hasta cierto punto. Esa desconfianza entre los dos me había terminado por pesar y se había vuelto inseguridad y miedo. Lo amaba, pero le tenía miedo. Lo deseaba tanto que pasaba mucho tiempo imaginándome que él se veía con alguien más, que conocía a alguien más. 

No a otra Mariana.

A una Lucía, a una Claudia, a una Yolanda, a una Beatriz, a una Dulce, a una Wendy.  

A otra mujer.

Y adiós, Mariana, adiós para siempre.

Y fue horrible. Fue muy horrible. Creo que desde ese momento algo se rompió dentro de mí y aunque he intentado controlar esa parte de mí, e incluso cuando me convenzco a mí misma de que me ama, de que me ama muchísimo todavía, de que incluso ahora que ya estamos bien él y yo, nada ha disminuido del amor que nos tenemos, incluso aunque él me lo diga hasta el cansancio, y yo se lo diga antes de dormir, a veces siento que ese volcán sigue dentro de mí, encendido.

Y lo odio por arruinarme, ME DEVASTASTE, CABRÓN >:'c




Ya de eso había pasado un buen rato. Quería olvidarlo aunque con frecuencia seguía en neón dentro de mi cabeza, pero yo fingía como que nada había pasado.

Podía seguir con mi vida y era casi como si yo fuera la misma de antes...

Hasta que volvió a pasar.

Pero ahora no con este hombre, sino con mi mejor amiga y obvio me saqué de turbo onda porque ???????????


yo no era celosa con quiénes me gustaban, mucho menos con mis amigos. LES DIGO QUE YA NO SÉ QUÉ ESTÁ PASÁNDOME, CREO QUE ME VOY A MORIR O ALGO :(

Y fue así, tan rápido, tan espontáneo, tan volátil. Una chispa que se encendió dentro de mí y quemó todo a su paso. Mi razón, mi lógica, mis sentimientos benevolentes, lo que esa amistad significa para mí. Todo se fue al caño.

Y no pude esconderlo. En mi cara se leen fácilmente mis emociones, así que esconder mi rabia era imposible. 
Y la oía reírse con alguien más, a carcajada limpia, sin pretensión ni mentira, y la sangre en mis venas me ardía. Me daban ganas de arrancarme las orejas.
Y la veía salir con alguien más, sin motivos ocultos, simplemente por disfrutar del día, de la ciudad, del momento, de la vida  y saber que yo no podía estar ahí me agüitaba cañón.
Y presenciar que ella estaba haciendo su vida sin mí en el encuadre principal -porque sí, yo debo ser la primera opción de todos o no quiero nada alv-me estaba deprimiendo mucho.

Me sentía confundida con esta ira, con esta impotencia y con esta tristeza. Me sentía sola, me sentía idiota, me sentía humillada.

Dormí varias noches dando vueltas por mi nueva cama pensando en eso, en lo que me estaba pasando, en lo que me estaba convirtiendo. ¿Esconderlo? ¿Negarlo? ¿Extinguirlo con mis propias manos? 
Ninguna de ellas parecía una opción decente.

Pero tenía que hacer algo.

Hablarlo con alguien. Embriagarme para olvidar. Suicidarme para no sentir. Lo que fuera...

Y es que las palabras no me salen. 





Me dediqué a revisar cuidadosamente de dónde venía esto que sentía. Si antes no me importaba ni me molestaba que ella tuviera más amistades, ¿Qué chingados iba a ser diferente ahora? Si yo sé que soy su mejor amiga y sé que me ama y chalalá, ¿Por qué tanta pinche inseguridad?...

Hasta que me di cuenta de que el fallo en nuestra relación se debió ese domingo en la búsqueda de casas para vivir en Dolores Hidalgo.
La facilidad con la que tomó distancia de mí, la facilidad con la que me hizo a un lado para agradar a alguien egoísta e irracional.
La facilidad con la que eligió a alguien más, a alguien que conoce desde hace dos años, sobre mí, que me conoce desde hace cuatro años.

La facilidad con la que me cerró la puerta en la cara fue lo que resquebrajó esto que tenemos. Y yo por mi parte decidí encerrarme dentro de mi mente y evitar tanto la realidad como pudiera, para que no me doliera.
Pero me dolió y ni modo. Yo aquí no tengo mucha voz ni voto, incluso cuando le he abierto la puerta para que se vaya cuando se le dé la gana y sólo le he pedido honestidad.




Así que mi conclusión aquí es que si siento esto es porque me rompieron por dentro y los odio, ojalá nunca vuelva a sentir algo tan horrible, prefiero arrancarme las uñas de las manos o quitarme las pestañas con una pinza.


Y ya, hoy no vengo a darles consejos ni a reflexionar con profundidad. Estoy desconcertada y tengo miedo de seguir caminando por el mismo sendero. La inseguridad no me va. No en este aspecto. No hay nadie mejor en el mundo como para que me reemplacen.