viernes, 18 de agosto de 2017

Nuevos Aires

Amigos, hoy fue la plenaria para elegir el lugar de nuestro trabajo. Se los explico: A los maestros nos convocan a un examen por computadora. A todos nos evalúan. Nos dan resultados en orden numérico -es decir, si tuviste más aciertos que los demás eres la 1, 2, o 1876, whatever- y de acuerdo a ese número te dan a elegir el lugar para trabajar -o sea que si fuiste la primera, puedes elegir en donde te venga en gana según lo que te den y si fuiste la 31, te jodes porque tienes que esperar a que se vayan ocupando los lugares que deseas. ugh-

Hoy nos tocó esa parte. Yo ya había hecho el examen, luego me gradué y me titulé y ahora sólo me faltaba decidir en qué municipio voy a trabajar. Estoy despierta desde las cinco y media de la madrugada, así que probablemente termine de escribir esto, vea un capítulo de mi novela coreana y alv a dormir.

Estuve muy nerviosa. En mis manos tenía el rumbo por el que se va a dirigir mi vida el siguiente ciclo escolar y no quería echarlo a perder -como siempre que hago cuando me pongo nerviosa-, pero, lo difícil no fue aventarme de cabeza a otra aventura, sino saber qué elegir. ¿Me quería quedar o me quería ir? En un inicio me quería ir, porque mis padres me tratan como una niña, como un objeto. Porque soy joven, fuerte y también inteligente -por favor, Thalía, no me demandes xp-, y estaría turbo cool ver el mundo por mí misma y porque sí. Para irme acostumbrando a vivir sola. No es lo mismo estar sola en una casa -como yo estuve los últimos siete años-, que vivir sola y pagar las cuentas y mantener una casa sola.

O sea, sé que no estoy sola, porque conmigo vienen otras cinco compañeras, pero igual. Ya no van a estar mis papás para pagar el cable o recordar el deadline para pagar el agua. Ni mi hermana para recordarnos que debemos hacer el mandado.
Ugh.
ugh.
UGH



Luego de pensarlo bien y hacer las cuentas, decidí quedarme. Si me quedaba otro año en casa de mis papás y trabajaba, podría ahorrar mi sueldo a manos llenas para cuando me cambie de estado. 

Pero ya en el momento el pánico me traicionó, vi a todo el mundo -al menos a los treinta lugares antes que yo- extender las alas y volar y yo... yo no me podía quedar atrás porque sería otra vez quedarme sola y no me gusta sola.

Bien chistoso cómo no me gusta estar sola pero casi siempre lo estoy y soy muy buena estándolo. 

Así que atendí al llamado de mi corazón y le pedí a Diosito que me dejara ese último lugar, en Dolores Hidalgo, donde yo tenía la seguridad de que se irían amigas y compañeras mías de confianza ahí a trabajar. Y conforme pasaban los segundos, y los maestros eligiendo su lugar, yo me veía en la penosa y casi humillante tarea de tachar aquellos lugares deseados que me habían ganado.

Pero al final, y como en todo este cuento, Diosito, la vida y Buda conspiraron conmigo y me dieron exactamente lo que quería: Me voy a ir con compañeras, amigas y mejores amigas a vivir a Dolores Hidalgo por el trabajo.
Y aunque en un inicio me pareció súper cool, ya de regreso a mi casa en el camión, estando semi-inconsciente, me puse a pensar en todo lo que este cambio generaría.




Nunca he sido buena con los cambios. Mi naturaleza es introvertida y me siento cómoda dentro de mi misma, y con rutinas y la seguridad de la calma, de lo que ya conozco, de mi comodidad. Por eso irme a un municipio lejos de mi hogar por trabajo parece algo no muy de mí. No algo que yo escogería.

Al principio les hice creer que me había "tocado" ese lugar, pero luego les dije la verdad: Fue mi voluntad tomarlo.
Por una u otra razón, lo tomé y tengo fe de que este nuevo viaje que inicio me llevará a muchos aprendizajes y sólo rezo porque sean cosas buenas porque ya en mi vida he visto muchas cosas tristes y feas.



Respirar nuevos aires es casi una obligación para el ser humano, creo yo. Quedarnos en lo cómodo puede resultar, pues, cómodo, pero también lo cómodo aburre después de un tiempo. Y yo quiero decir, en mi lecho de muerte -o no, qué tal que me asesinan alv o me da un infarto o whatever- que viví cada día que se me regaló, que aproveché cada oportunidad, que amé a cada persona que conocí, que aprendí de todo lo que vi y que cambié aquello que toqué con mis manos.
Aunque no sea cierto.
Pero quiero sentir como que hice algo por mí misma, nomás por hacerlo, sólo por curiosidad, porque tenía ganas de vivir.



Así que, si tenemos suerte, la siguiente semana podré compartirles qué tal me fue en mi primera semana lejos, siendo una adulta trabajando y viviendo en una casa con otras adultas y haciendo de comer, lavando ropa o whatever.
Y si no, es porque aún no consigo internet. 

Someto a la aprobación de la sociedad de la media noche esta historia a la que titulo Girls Before Flowers.

coming soon.

pd: No me molestaría si, cuando oren, mencionan mi nombre y le piden paz y un buen lugar para mí en estos meses venideros. Me ayudarían montones. Gracias. Los amo a todos xoxo

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