viernes, 10 de febrero de 2017

Salir Del Clóset

Advertencia:
Estoy a punto de escribir sobre algo muy personal, como casi todo en este blog, pero por cuestiones que van más allá de lo moral y ético me gustaría pedir respeto  de quién lo lee, lo comparte y lo comenta.
A mí en absoluto me ofende o me afecta lo que tengas que decirme. A menos que seas mi madre u Oscar Wilde, no tengo mucho interés en escuchar una opinión que no te he pedido.
Pero no estoy sola aquí; detrás de mí viene toda una comunidad que ha sido marginada a lo largo de los años y por respeto a ellos, a su lucha, que ahora también es mi lucha, y todo lo que hay en medio, el respeto es fundamental.

También, si con el sólo título tienes para juzgar mi entrada, ÑO me leas.

Yo tengo poder sobre lo que escribo aquí, pero no tengo poder sobre lo que tú decidas concluir, sobre lo que tú decidas tomar, sobre lo que tú decidas sentir.


Si aún así quieres leerme y estás dispuesta/o a abrir tu mente, eres súper bienvenida/o.

Si no es el caso, nos podemos leer en la siguiente ocasión. O nunca. 


Gracias de antemano

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No me había sentido diferente en ningún aspecto sino hasta que lo señalaron los demás. Para mí era normal ver la vida como la veía, vivirla como la vivía y sentirla como la sentía. Yo me sentía así, yo pensaba así y pues eso era suficiente, no necesitaba darle un significado. Muy en mis adentros creía que, más que bien o mal, yo era eso, eso era parte de mí y pues no debía preocuparme.

Me preocupé, por supuesto. Crecí entre escuelas religiosas privadas, crecí entre parientes religiosos conservadores y panistas en su mayoría, crecí con todo el mundo alrededor queriéndome meter la religión hasta por la nariz. No es que la religión esté mal, es que la religión es... la que me intentaron inculcar es un pocMUY prejuiciosa y poco amable con las "minorías" y grupos diferentes. Incluso cuando mis padres, gracias a Diosito, no son personas cerradas e intolerantes, de todas maneras crecí con la creencia de que la mujer y el hombre son complementos, la mujer nació de la costilla de un hombre, el hombre domina a las bestias sobre la tierra, el mar y el cielo y que nunca debo cuestionar nada porque un sólo rastro de duda sería mi condena.

Lol, no creo en nada de eso.

Pero incluso cuando no me creí eso que tanto me repitieron hasta el cansancio, entonces me di cuenta de que no era normal. Que era diferente. Y como es común en el ser humano cuando no se tiene suficiente información, me aterré.

 Crecí viendo novelas de televisa infantiles. Me encantaban, porque siempre tenían motivos súper fantásticos, música padre y estilos coloridos. Pero algo dentro de mí se removía, un poco incómoda, al ver la fuerza que le metían para añadir fórmulas románticas: Tenía siete años y veía cómo una niña y un niño de diez años se "enamoraban".

Entendía todo el concepto básico: Chico que conoce a chica, chico que se enamora de la chica, chica que se enamora del chico. Viven felices para siempre. Pero a mí esos cuentos no me los podían vender. ¡Es que les faltaba tanto! Esas historias de amor no podían quedarse ahí. El amor no podía basarse en eso. Yo no podía ir por ahí creyendo que apenas mirara a un chico a los ojos terminaría enamorada. No podía. No creía en eso.

El amor tenía que sustentarse en algo más que lo mero físico. ¿Cómo sabes que te va a gustar si no lo conoces, si no sabes cómo se llama, qué le gusta, qué no le gusta?



Pero, pues, si en la televisión lo decían, si todo el mundo lo decía, lo vivía, pues entonces tenía que ser cierto, ¿No es así? Y en mi débil intento de ser como los demás, de veras le di una oportunidad. Me acerqué a un compañero de la escuela y en silencio esperé a que algo pasara. Pero nada pasó. Yo no sentía en absoluto nada. En cambio, a mi nuevo amigo, le pareció gustar que yo le diera atención, se sintió acompañado, no sé qué y decidió quedarse conmigo. Pero yo no sentía nada. ABSOLUTAMENTE NADA.

TODO ES UNA FARSA, me dije a mí misma, ESTO DEL AMOR NI SIRVE.

Y, pues, me llegué a llevar muy bien con el tipo. Nos hicimos buenos amigos y le tenía mucha confianza PERO NO SENTÍA NADA.
Pero, es que, ¿cómo era posible? Si él era un chico y yo era una chica... ¿Qué era lo que nos detenía de enamorarnos?
Por el contrario, tenía una amiga que era súper alegre, siempre de buen humor, y me encantaba estar con ella.

"Si pudiera combinarlos, seguro sacaría al novio perfecto" pensaba, a mis siete años. Porque mi amiga tenía un montón de cosas que me gustaban pero pues, era niña. Y este chico también tenía cosas padres pero no me gustaba.

Hice lo que me resultó fácil en ese momento: Reprimir mis pensamientos y sentimientos y creer que todo lo que veía en televisión es basura porque ni eso me pasaba.

Quería imaginarme al novio perfecto, con quién me casaría, quién sería el príncipe azul ideal que vendría a vivir miles de aventuras conmigo:
Y por más que lo quería imaginar, físicamente me era imposible. No podía ponerle cara. No podía ponerle rasgos. No podía ponerle cuerpo. 

Todo lo que podía hacer era enlistar cualidades y habilidades:
Que fuera inteligente (súper importante, lo más alto en mi lista)
Que fuera divertido
Que fuera gentil, conmigo y con los demás
Que fuera compartido, considerado y compasivo
Que le gustaran los animales
Que le gustara ver Rocket Power y las Chicas Súper Poderosas

Que yo le gustara tal cuál soy.

Tons me di cuenta de que ahí había algo extraño en mí. Todas mis amigas maullaban cosas como: "Qué guapo está David. Tiene unos ojazos verdes" "Yo quiero que mi novio tenga la sonrisa de Fabricio". "A mí me gusta ese chico de cabello chino de quinto A".



Crecí y todo lo que consumían mis amigos me parecía de lo más falso. ¿Por qué nadie podía enlistar algo más que la cara y lo que tenía entre sus piernas? ¿Por qué todos se detenían a admirar lo obvio? ¿Cuál era el punto de enamorarse si iba a ser tan fácil? Qué aburrido lo fácil, la verdad.


Cuando mis amigas hablaban sobre chicos y me preguntaban a mí, yo nunca sabía qué decir. Había intentado expresar un gusto que tenía por un chico que iba al mismo club deportivo al que yo asistía pero apenas decía su nombre, ellas ponían cara de asco y me hacían sentir culpable por gustarme. ¿Qué dirían de mí si les decía que me gustaba mucho una chica con quién también iba conmigo a ese club deportivo? lol, mejor lo dejaba por la paz.

Aprendí a guardar esa parte de mí porque me parecía íntima y privada. ¿Qué les importaba a ellas si de todos modos no lo iban a entender?
Nadie lo iba a entender. Tal vez ni siquiera mis padres. Cómo me desanimaba eso. No había nadie más como yo, que viera lo que yo veía.

En la primaria recibí una carta de un amigo para San Valentín en donde me decía que yo le gustaba porque tengo "ojos bonitos" y "piernas bonitas". Me dio risa. Al inicio me emocioné porque omg, le gustaba a alguien, pero al mismo tiempo me sentí triste.
Este chico sólo estaba interesado en mí por lo que podía ver, no por lo que yo era. Así como lo veía, él sólo quería mis ojos y mis piernas. No quería platicar conmigo de animales, de historias de fantasmas. No quería jugar conmigo al ráquetbol. No quería escuchar música conmigo. No quería iluminar imágenes de winne pooh conmigo.

No quería nada de eso porque él no sabía quién era yo. Sólo quería mi apariencia.


En la secundaria tuve un novio. Era popular entre los amigos, tenía unas cejas pobladas bien padres y una voz muy bonita. Pero lo que a mí más me gustaba de él era que se dedicaba a escribir. Obvio no escribía tanto como yo pero sí escribía. Platicábamos mucho sobre eso y me gustaba estar con alguien así. No me sentía tan sola. Además, él escribía cosas y decía que se inspiraba en mí, que tal personaje era yo y así. Bien padre. 


Pasaron muchas cosas entonces. Cuando llegué a la prepa me sinceré con respecto a lo que sentía. 

Salí del clóset, pues.

No porque me hubiera enamorado de una mujer, de un genderlfuid, o de alguien más entre esos géneros. No.
"Salí del clóset" porque entonces caí en cuenta que turbo obvio no era como los demás. Como mis compañeras y compañeros. No podía acercarme a alguien porque a simple vista casi nadie me parecía atractivo. Tenía que motivarme algo más. Tenía que saber.

Nunca les mentí a mis padres. Nunca les dije que era heterosexual o que me gustaran los hombres y tal vez por eso jamás me sentí dentro de un clóset. Aunque yo sé que por dentro sí asumían una heterosexualidad porque estaba (estoy) mega obsesionada con los Jonas Brothers, cuando les hice el comentario no se mostraron muy sorprendidos.

Fui muy clara:

El género a mí no me va a detener a la hora de enamorarme. Si conozco a alguien y me enamoro, no me va a importar si es hombre, si es mujer, si es genderfluid, si es andrógino, si es transexual, transgénero, si es lo que sea que quiera ser. Si mi alma vibra a la misma frecuencia, entonces no se discute y ya.



No les dije "soy pansexual" porque no sabía yo eso. No les dije "soy bisexual" porque sería mentirles. No me siento atraída hacia las mujeres ni hacia los hombres. Hacia nada en concreto. A mí eso no me importa, por muy difícil que eso llegue a parecer.


Lo recibieron bien, lo entendieron bien. Desde entonces, que fue desde los 17 años, ellos se han referido a mis futuros intereses románticos como "parejas". Nunca un "novio, o tu novia". "Pareja". Y eso está turbo cool porque entonces siento que me validan, siento que me respaldan a mí, a mi pareja y a mi decisión de ser feliz con quién me venga en gana.

Cuando lo hice con mis amigos, no fue del mismo modo. Tampoco dije que era pansx. Sólo dije: "tengo novia" o "me enamoré de X persona". Muchos sí se sacaron de onda, otros no tanto. Todos me aceptaron. A nadie le causó conflicto y si sí, pues no me hicieron sus dramas en la cara y qué bueno.


Tenía un amigo que un día me dijo "Tú eres pansexual". Yo no sabía qué era eso y obvio lo negué. Él insistió mucho y entonces yo me decidí a buscarlo. 

Lo soy, Soy pansexual. Y me da muchísimo gusto serlo porque pasé tanto tiempo pensando que estaba sola, que nadie más se sentía igual y que seguro me iba a morir sola. No estoy sola. O sea, ahorita no conozco a alguien que también se identifique como pansexual pero sé que hay más allá afuera.
Sé que pertenezco a un lado.





Recopilé algunas anécdotas sobre cómo algunos amigos descubrieron sus sexualidades.

Mi amigo José (José, si lees esto, te amo un chingo <3) descubrió su homosexualidad desde que era pequeño porque prácticamente se besaba con todos sus compañerdDIGO, porque desarrolló sentimientos románticos hacia otro chico.
Mi amigo Aldo descubrió su heterosexualidad también desde pequeño porque siempre le han gustado las niñas y nunca ha sentido nada de manera romántica o sexual hacia otro hombre.
Mi amiga Yazmín se dice heterosexual porque en realidad no ha "experimentado", así que ella supone
(7u7)



Mi punto aquí es que he tenido un conflicto con todo el asunto que involucra el "salir del clóset". ¿Quién te metió dentro de un clóset? La heteronormativa, que asume una sexualidad quizás inexistente. 
Como soy niña, a huevo me tienen que gustar lo niños.
Si tú eres niño, a huevo te tienen que gustar las niñas.

No deteniéndose a pensar que quizás soy niño y me gustan los niños, quizás soy niña y me gustan las niñas y los niños. Quizás soy niña y no me gusta nadie. Quizás soy niño y no me importa lo que la otra persona tenga entre las piernas.

Si dejáramos de asumir algo, quizás la gente no se sentiría atrapada dentro de un clóset. Si hubiera más representación allá afuera, habría menos niños sintiéndose confundidos, asustados y solos.

Creo yo que salir del clóset es más personal que andar contando con qué género prefieres irte a la cama. Creo que es un descubrimiento, un viaje que cada quién hace, cada quién lleva su ritmo, cada quién sabe cómo termina.

Yo descubrí esto de mí cuando era muy pequeña. Lo asumí en voz alta cuando tenía diecisiete años. Le puse nombre cuando cumplí dieciocho. 

También salí del clóset como vegetariana cuando cumplí dieciocho.

Salí del clóset como espiritual cuando cumplí dieciséis.


Salir del clóset es descubrir algo nuevo en ti. Algo que cambia tu vida, algo que cambia tu manera de ver el mundo.
Por suerte yo tengo una familia que me ama sin importar qué y me ha sabido aceptar muy a su manera. Por suerte tengo amigos que son súper fabulosos que han sabido entenderme y lo han intentado. Por suerte me tengo a mí misma y no seré muchas cosas pero sí soy flexible, lo cual me permitió llevar a cabo este viaje intrapersonal.

Yo sé que otros no tienen la misma suerte y se tienen que andar escondiéndose.

A ustedes dedico este post, para recordarles que son válidos, que son importantes, y que no están solos. Que no necesitan probarle nada a nadie y que lo que ustedes son es suficiente.



Nunca se rindan.


Gracias por leerme.

XOXO

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