viernes, 12 de mayo de 2017

Cómo sobrevivir a un rompimiento

Este no es otro estúpido blog cliché escrito por otra estúpida chica cliché.

Aunque sí es medio bobo esto que escribo y sí estoy medio estereotipada. En fin. Saben que por lo general escribo de lo que sé, de lo que siento y de lo que creo. En un mundo que con cada paso que da parece nublarse por las densas y frías oscuridades de lo incierto y la maldad, las palabras honestas abren camino.

Probablemente esto apenas y logre escarbar un poco, hacer una raspadura. O algo.

Siempre tengo la esperanza de que mis palabras no sean vanas y le sirvan a alguien. Recientemente dos personas importantísimas en mi vida me han recordado que no debo olvidar que he logrado cambiar la vida de algunas personas y debo estar agradecida y no menospreciarme.

Cuando las cosas se ponen difíciles, mi mecanismo de defensa es yo tirarme a mí misma de un golpe en la cara. Digo, porque si me va a ir mal, que sea por mi culpa.

(?

Creo que eso no tiene ningún sentido.


Tuve problemas para elegir el tema de esta semana. Hace un fin de semana estaba pensando en escribir de mi amiguita Kar, ya que siempre hablo de ella en tuiter -no siempre "siempre", tampoco estoy tan pinche obsesionada- y sé que muchos de ustedes quisieran conocer mis pensamientos más a fondo sobre ella. Pero luego Méjico viene a chingarme la paz y todo es muy difícil. De repente nos vemos rodeados de cosas terribles, noticias que parecen salidas de historias de terror y un remolino de desesperación y miedo se abre dentro de mi pecho.

Ugh.

Amo mi país but no amo tanto a sus habitantes. Lucho constantemente para construir mi sentido de la humanidad y... ugh, UGH UGH.

Pero no les vengo a hablar de esto. Debería, lo sé. Estoy bien consciente de que debo abrir este espacio para tocar temáticas de problemas sociales para sensibilizar o por lo menos desahogarme. Habría tanto de qué quejarme, de qué llorar y tanto que podría sentir...

Elijo no hacerlo. No porque me sea más fácil cerrar los ojos y voltear el rostro, fingiendo que no hay nada ahí, sino porque esto es algo que llevo guardado más de seis meses. No sabía qué era, ni sabía para qué.

Hoy no tengo mucha idea pero quiero venir a hablarles de mi experiencia.


Nunca he sido buena rompiendo con las personas. Con nadie. Ni con amigos ni mucho menos con parejas. Ni con pensamientos ni con sueños.
Supongo que es parte de mi naturaleza introvertida y aprehensiva. Suelo atarme mucho a las personas, a las cosas y a los sucesos.
También supongo que por mi necia negativa de querer ver a las personas como realmente son -basura e imperfectas. Más imperfectas que basura-, tendía bastante a romantizar todo el asunto.

No importaba que fuese una relación de noviazgo, amistad, o algo en medio, siempre terminaba por idealizar a las personas y mis relaciones con ella.


Emocionalmente y en ese sentido, soy aún bastante inmadura e ingenua. Tonta. Culpo a mi juventud y a mi pésimo carácter, pero en fin.



Como muchos de ustedes saben -o no, porque son nuevos en este espacio, no lo recuerdan o sí pero prefieren hacer como que no-, durante mis cuatro años de la universidad me vi envuelta en varias relaciones tóxicas y abusivas con gente violenta emocionalmente y manipuladora. Personas dentro de mi círculo romántico personal y amistoso personal.

La  juventud da la perfecta oportunidad para que te rompan el corazón una y mil veces :d


Tardé un montón de tiempo en dejar a estas personas. Hasta la fecha, sigo en proceso de sanación pero no ha sido un camino fácil. Incluso cuando quiero aminorar el problema al ver los muchos agujeros que estas relaciones tenían, me dolió y me sigue doliendo. No es sencillo. No me imagino cómo debe ser cuando son relaciones bonitas, naturales y sanas.


Una de las relaciones que más trabajo y dolor y lágrimas me ha costado superar es esta que tuve con un chico cuyo nombre no diré aquí porque lmao, ya todos saben de quién se trata. -Y si no, lucky you, bastard-

Hace casi un año tuve un enfrentamiento con esta persona bastante hostil, invasivo y terrible. Terminé, entonces, entre lágrimas diciéndole que se fuera al carajo mientras sentía cómo mi corazón se caía hecho pedazos dentro de mí.
No pensé en el futuro, no pensé en lo que haría el día siguiente ni el siguiente mes. Sólo me preocupaba que mis amigos, a quiénes estaba pronto de ver, se asustaran de verme así de triste.

Mi hermana me vio llorando y me dijo algo que hasta la fecha sigue conmigo: "Cualquier persona que te haga llorar, lo hará otra vez".

O algo así. El punto es que si permitía que esta persona me molestara tanto, iba a seguir haciéndolo, jamás iba a dejar de llorar si no lo dejaba. Al menos eso entendí en el momento. Así que me limpié la cara, me puse rímel negro, lápiz labial rojo y mi blusa transparente. Salí al mundo a continuar con mi vida.

Desde ese momento no me he detenido.

Lo primero que tuve que aceptar es que:

1.- Necesitas llorar:

Necesité más de una palabra cruel, más de una situación desconsiderada y grosera, necesité más de una cosa violenta emocionalmente para darme cuenta de la situación. No miento, los pocos amigos que sabían de esto estaban súper preocupados por mí.
Y es que, si les cuento la historia entera, con lujo de detalle morboso, probablemente se quedarían así como de: Ah, ok.

Esta relación fue muuuy compleja, desde que inició y hasta que se extinguió. Pero con cada brusquedad a mi frágil corazón, con cada pelea, cada palabra que me provocó pesadillas y dolores en el estómago, yo sólo me tragaba todo y esperaba que la tormenta pasara.

Y pasó.

Pero hasta que me permití a mí misma sentir dolor y llorar.

Esa inundación de sentimientos negativos, arrepentimientos, frustraciones, desesperación y miedo, esos celos que se habían apoderado de mí y esa llama destructiva de fuego que congelaba se apagó cuando yo misma lloví sobre ellos con mis lágrimas.

Así que, al contrario de lo que te dicen, llorar es bueno. Llora. Llora mucho, si es necesario.
No seas de la idea de que "no se merece mis lágrimas". No vas a llorar por él/ella/ellos. Vas a llorar por ti mismx.




2.- Siente lo que tengas que sentir y ya:

Tiendo mucho a racionalizar lo que siento Y NO SÉ QUÉ TRAUMA DE LA NIÑEZ ME PROVOCÓ ESO -casi podría apostar mi trasero a que es culpa de mis padres el que yo sea así-. Entonces, cuando estaba en convivencia con estas personas, y me emputaba por cosas que parecían mínimas o me ponía bien pinche triste, lo primero que pensaba era CÁLMATE ALV MARIANA QUE ELLOS NO TE DEBEN NADA.

Y pues sí, no me debían nada, pero el hecho de que no lo hicieran no me hacía sentir mejor. Yo me sentía triste, enojada, celosa, frustrada, mal por lo que ellos hacían o no hacían y me sentía el doble de peor porque pensaba que no era racional de mi parte sentir así. 

Luego de una ida a una biblioteca de mi ciudad, leí un libro de inteligencia emocional y una de las partes que más me impactó fue eso: Que no debía ponerle lógica a lo que sentía. Que sólo debía sentirlo, canalizarlo y ver la fuente, pero que buscarle censura no iba a ayudarme a llegar a ningún lado.

Así que dejé de censurarme y me permití sentir: Si me hacían sentir triste, enojada o whatever, se los decía y no me avergonzaba.




3.-Elimínalx de todos lados:

¿Cuál era el punto de haberlos dejado si yo seguía escribiendo de ellos en mis redes sociales, seguía adjudicándoles canciones, eventos, palabras, seguía pensando en ellos?

Los había bloqueado de mis redes sociales. Los había evitado en los pasillos de mi escuela. Me había escondido debajo de mi cama hasta que me sintiera segura pero yo seguía hablando de ellos, escribiendo de ellos y para ellos y soñando con ellos.

O sea nop.

Con las piernas los había mandado lejos de una patada pero con las manos me seguía aferrando a ellos. LOL NO.

Esto es reciente que lo aprendí:

Ya no escribo de nadie de ellos, ya no pienso en ellos. No malgasto mi tiempo en tonterías. No quiero escribirles, no quiero soñarlos y por lo tanto, no quiero que regresen.

Así que además de que los eliminé de mis cuentas y de mi vida, también los eliminé de mi corazón alv.

-cambié la cerradura de mi corazón, ya balieron berga-



4.-Mantente ocupadx:

Me costaba tanto trabajo dejarlos porque ellos eran lo único que yo hacía. De veras. Iba a la escuelita, a la escuelota, salía con mis amigos y escribía y cosas así... Pero realmente nada más pasaba el tiempo esperando a que ellos regresaran. Cuando se dio la separación, obvio me caló hasta los huesos porque me había acostumbrado un montón y de repente estar sola sí era desconcertante y hasta deprimente.

Desde el verano del año pasado, me quité de cosas tontas y me tomé en serio lo que estaba haciendo: Me quedaba el último año de la carrera y no podía darme el lujo de tontear. Tenía/tengo muchas historias por escribir. Hay tanto que deseo hacer... Y ahora tengo la oportunidad de dedicarme por completo y tirarme de cabeza a estas aventuras.

Créanlo o no, me he mantenido ocupada, lo quiera o no y eso me ha permitido estar con la mente y el cuerpo trabajando constantemente, no tener espacios vacíos y si los tengo son para mí y mis recreaciones.

Y estoy siendo funcional -bueno, más o menos, pero ya hago más cosas de adulta y así. Miedo mil-, y no me preocupo ni estoy pensando en cosas idiotas y estoy feliz y cansada y bien.



5.-Rodéate de buenos amigos:

Perdí a una amiga también. Bueno, no se murió. O sea sí, su amistad se murió para mí, por consiguiente es como el proceso de duelo. Nuestra amistad se fue por el caño y está bien. Durante algunos meses luché contra la idea de dejarle de hablar del todo y es que sí, me había mentido y me había lastimado, pero quizás había tenido sus razones...

Y sus razones fueron tan patéticas como sus intenciones de querer arreglar las cosas conmigo. Puse mi distancia. Pero dentro de esta amistad también había otras amistades encadenadas y me fue difícil. Terminé fingiendo que todo estaba bien y le seguía hablando. Ahora con reservas pero lo seguía haciendo.

Luego pensé:

¿Qué clase de amigo me pide que me quede en una relación de amistad por su comodidad?

Una muy mala clase de amigo. 

Terminé por darle el cortón a esta "amiga" y alejarme de todo a mi manera y a mi gusto y si querían ellos vivir con eso qué bueno y si no, pues también.

Tengo la fortuna de contar con buenos amigos. Son pocos, como cinco, pero sé que son incondicionales y que si necesito algo, ellos harán lo que esté en sus manos para ayudarme y se los agradezco mucho.

Las personas con quiénes mantuve estas relaciones en estos últimos cuatro años se asemejan porque no tienen buenas y leales amistades. Por soberbia o no saber elegir, por mal carácter o por no saber ser amigos, no tienen.
Y yo sí.

Gracias a ellos he aprendido un montón de cosas que me han traducido luego de tanto sufrimiento y peleas y tristeza y miedo. De ellos aprendo y por ellos continúo.

Busca buenos amigos. Los hay. Apóyate en ellos, eso hace una gran diferencia.



 6.-Perdónate a ti mismx:

El perdón es esencial.

No hablo de perdonar a aquellos que te hicieron daño, aunque sirve si de esa manera dejas de sentir resentimiento y cosas malas. si no, ni los disculpes ni te obligues a algo para lo que no estás listo todavía.

Pero sÍ TIENES QUE perdonarte a ti mismo. Por muchas cosas: Por todo lo mal que te puedas sentir y que muchos tendemos a culparnos a nosotros mismos.

Yo no podía perdonar que otra vez me hubiera portado como tonta. Otra vez la ingenua y tonta Mariana cayendo en las trampas de aquellos monstruos. Otra vez había ignorado las señales, había ignorado las advertencias, los consejos... Otra vez me había metido el golpe yo solita.

Y me sentía en extremo culpable. Yo fui quién dejó que todo llegara tan lejos. Fui yo quién dio entrada a que esto me pasara. Yo fui quién decidió creer, ignorar, y seguir atándome cada vez más.

Ellos me habían fallado, pero yo me había fallado aún más a mí misma.

Me ha tomado mucho tiempo perdonarme. Todavía voy en camino pero sé que es parte fundamental e importante hacerlo.

Tómate tu tiempo, busca la manera pero perdónate a ti mismo.






Cada quién pasa por etapas y vive las situaciones de la vida como mejor le parezcan. Yo no vengo a dictar cómo debes pasar tu duelo. Vine a compartir mi experiencia y desde mi punto de vista: Ha funcionado.

Antes me sentía angustiada, no podía dejar de pensar en esas personas, tenía mucho miedo de jamás volver a enamorarme ni que se enamoraran de mí y terminaba, inevitablemente, regresando con ellos.

Ya no.

Estoy calmada, estoy tranquila, me siento bien. A veces tengo miedo pero creo que todos lo tenemos. Estoy en paz conmigo misma. Estoy yendo para adelante, tengo mucho trabajo y cosas por hacer y me la paso bien.

A veces sus nombres aparecen dentro de mi mente pero ya no con flourescencia dolorosa. Puedo decir sus nombres, puedo escribir sobre ellos si lo deseo, puedo incluso soportar que alguien me pregunte por ellos.

¿Pero los quiero devuelta?




Oh, hell no.




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